En marzo de 2021 se ha publicado el libro Puntos de vista de una mujer (Editorial Destino), una recopilación de los artículos publicados por la escritora Carmen Laforet en la revista Destino, que han recopilado y editado las hispanistas Ana Cabello y Blanca Ripoll, con prólogo de la periodista y escritora Inés Martin Rodrigo. Hace unas semanas asistí a su presentación. Una de las editoras, Blanca Ripoll, realizó su doctorado sobre la revista Destino, un seminario que nació en 1937 y que se publicó hasta 1980. De este modo define Ripoll la revista en el libro: “Es un vértice fundamental de un proyecto triangular, cuyos otros dos pilares son la fundación en 1939 de Ediciones Destino y la primera convocatoria en agosto de 1944 del Premio Nadal” (p. XX). Al finalizar la presentación le pregunté a Blanca: “Después de haber analizado centenares de ejemplares, ¿te suena haber visto el anuncio de algún detective privado?”. Ella me respondió que en ese momento no lo recordaba, pero en la web del Arxiu de Revistes Catalanes Antigues quizás pudiera encontrar algo.
Mi inquietud de investigador, al llegar a casa, fue entrar en la web y buscar, y entre decenas de relatos sobre detectives privados de ficción, anuncios de obras de teatro y películas de cine, encontré algo que me llamo la atención. En el ejemplar número 143 del 13 de abril de 1940 aparecía un pequeño anuncio en la parte inferior derecha.

“El Detective que garantiza sus trabajos
El Detective que siente la profesión
El Detective de responsabilidad
El Detective más caro pero seguro
Investigaciones, vigilancias e informes amplios privados a base de seriedad y reserva
INSTITUTO Z”
Plaza Teatro 6 (Rambla)
Teléfono 18874 Barcelona”
He mencionado en alguna ocasión que, en España, a la hora de investigar el pasado, contamos con miles de revistas y periódicos digitalizados, pero por desgracia no existe una base de datos centralizada, el investigador tiene que acudir a diferentes bibliotecas públicas y privadas, especificas en municipios, localidades, provincias y comunidades. Otra dificultad está en aquellos digitalizados en formato imagen, es decir, su texto no se puede tratar, lo que complica la investigación si no se conoce la fecha exacta de publicación ya que no permite realizar una búsqueda por palabras, por fortuna la revista Destino está digitalizada de modo que se puede localizar algo en concreto utilizando su buscador.
Vuelvo al anuncio encontrado, lo observaba y lo analizaba una y otra vez, tenía la sensación de haber encontrado algo único y especial. A partir de ahí llegaron las preguntas: ¿Quién era el detective que estaba detrás? ¿Tendría otros anuncios publicados en otros medios? El ansia de conocimiento de investigador te lleva a buscar pistas, unas pueden llevarte a un callejón sin salida y otras, sin embargo, te abren puertas que te conducen a otras.
Para resolver mis dudas, la primera búsqueda la realizo en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional de España, dispone de un magnifico buscador por palabras, que permite además filtrar por fechas. Pero cuando realizo la búsqueda por “Instituto Z” no me encuentro con resultados.
La segunda búsqueda la realizo en el buscador Google, nunca deja de sorprenderme los resultados que puedo encontrar, desde un periódico “abierto” donde aparece justo lo que estás buscando o una pista que te puede guiar a otra. Uno de los resultados es el periódico de La Vanguardia del 24 de marzo de 1940. Ahí lo tenía: “Detective Instituto “Z”, la misma dirección y número de teléfono. ¡Bingo! Ya tenía la seguridad de que lo encontrado en Destino correspondía al anuncio de un despacho real.
La Vanguardia cuenta con un extraordinario material que pone a disposición de los usuarios de forma gratuita (al contrario de lo que han hecho otros medios en los últimos años que solo ofrecen su hemeroteca previo pago). A los investigadores nos ocurre en muchas ocasiones que un dato te mueve un hilo de plata de la memoria y en ocasiones una pista se pone delante. En mi mente dos ideas: la dirección que me sonaba y asociaba a un despacho de detective antes de la Guerra Civil española (1936-1939), el de Antonio Romero, director de la agencia La Neutral. La siguiente idea era una de las frases del anuncio, “El detective más caro pero seguro”, hay que tener mucha seguridad en uno mismo para utilizar esa frase en tu anuncio, me recordaba al del turrón 1880 “el más caro del mundo”. Romero era egócentrico y le encantaba publicitarse de varios modos distintos, utilizando ese tipo de mensajes.
Antes de continuar mi búsqueda, decidí consultar la opinión de uno de los mejores arqueólogos de los investigadores privados españoles, mi amigo el periodista y escritor José Luis Ibáñez Ridao, es uno de los que más ha trabajado sobre la vida profesional y personal de Antonio Romero, es más, en su último libro Todo lo oye, todo lo ve, todo lo sabe. La extraordinaria aventura de los primeros detectives (Espasa, 2020) dedica un brillante capítulo a Antonio Romero. Su respuesta fue que las fechas no coincidían, el anuncio es de 1940 y Romero, después de haber estado encarcelado en la última etapa de la Guerra Civil española (1936-1939), se dedicó al negocio de las minas. Coincide la dirección y coincidía conmigo en que la frase “el más caro” era del estilo egocéntrico propio de Romero. Pero me falta el elemento personal, me respondió.
De modo que vuelvo a la hemeroteca de La Vanguardia. Tres eran los parámetros que manejaba para realizar la consulta, de manera individual o combinándolos. El nombre del despacho “Instituto Z”, la dirección “Plaza del Teatro 6” en Barcelona y el teléfono “18774”. Estos son los resultados de los diferentes anuncios que encuentro en La Vanguardia, en mi busqueda. Del que unicamente aparecen resultados entre febrero y abril de 1940, antes y después de esas fechas, ninguna pista del detective Z.
Anuncios publicados:
15 de febrero de 1940. “Investigaciones e informes por expertos detectives”.
7 de marzo de 1940. “Certificados penales, última volutad, nacimiento, cédulas, etc.”.
12 de marzo de 1940. “Nivele usted su situación bancaria actual con la de 18 de julio de 1936, por medio de desbloqueo de corrección, que empieza el 15 y termina el 23 de marzo. Informes y tramitación.”
19 de marzo de 1940. “Automovilistas. Termina el plazo para la revisión forzosa de autos. Tramitación”.
24 de abril de 1940. “Industriales y propietarios antes de buscar dinero para sus obligaciones o negocios consulten”.
Ibáñez Ridao relata en su libro que Romero dejó su despacho en la Guerra Civil, su despacho atravesaba su peor etapa financiera, por lo que decidió dedicarse al negocio minero. Después de haber estado encarcelado en el castillo de Montjuic por sus ideas políticas, en la última etapa de la Guerra Civil española, fue liberado en 1939. Su intención era volver al negocio minero que le había empezado a generar pingües beneficios. Si bien, apostó por el negocio del wolframio, un mineral utilizado para la fabricación de blindados. La segunda guerra mundial, estaba a punto de estallar, por lo que la inversión estaba asegurada.
Mi hipótesis es que después de la Guerra Civil, quiso, además, jugar su última carta en la actividad que le apasionaba y por la que tanto había trabajado, la de detective, en el mismo local que mantuvo durante años, Plaza del Teatro 6. Las coincidencias en ocasiones tienen una lógica y el detective Z tan solo se anunció durante tres meses.
El despacho de detectives La Neutral de Antonio Romero Conesa inició su actividad en 1916. Durante años tuvo una relación especial con el periódico La Vanguardia, en el que publicó decenas de anuncios publicitarios en los que le encantaba darse autobombo, en ocasiones incluso publicaba dos o tres anuncios en el mismo periódico. El periódico elegido para el anuncio de Instituto Z era La Vanguardia.
Como se puede comprobar en los anuncios del Instituto Z de La Vanguardia, una de sus actividades estaba muy relacionado con la gestoría, tramitaciones administrativas y asesoramiento jurídico. Antonio Romero realizaba la misma actividad con su despacho La Neutral, desde sus inicios.
Una de las frases en el anuncio de la revista Destino: “El Detective que siente la profesión”, transmite algo por lo que Romero siempre quiso diferenciarse del resto de detectives. Su forma de investigar y trabajar era distinta.
La frase “El Detective más caro pero seguro” tiene concordancia con el narcisismo y arrogancia propia de los anuncios en prensa de Romero en su etapa como detective.
Esta es la conclusión de mi investigación, en la que solicito a los lectores que, si conocen quién estaba detrás del anuncio en la revista Destino, puedan confirmarme o desvelarme quien es el detective Z.