Inauguro esta nueva serie de artículos, como consecuencia de la investigación en la que me hallo inmerso desde hace un año y medio, labor que me mantiene entusiasmado e ilusionado con el objetivo de encontrar los orígenes de las agencias de informes comerciales y la “edad de bronce” de los detectives privados especializados en “investigación económica”. El fruto de esta investigación saldrá publicado en el año 2016.
Antes de ser creadas las primeras agencias que facilitaban información comercial, económica y mercantil de un negocio sobre un cliente nuevo o habitual, sobre un proveedor o sobre un competidor, es esencial saber que su origen tiene que ver con la necesidad de información, de conocer por anticipado si la empresa con la que se iba a entablar relación era de fiar, si era mal pagador, si pagaba habitualmente o si alguna vez había llevado a cabo suspensión de pagos.
Dicha necesidad de información primaria es cubierta a inicios del siglo XIX por bancos que disponían de departamentos específicos para elaborar informes comerciales, para uso interno, y como servicio ofrecido a sus clientes como valor añadido; por otra parte los gremios -y posteriormente las asociaciones- intercambiaban información comercial sobre clientes y proveedores entre sus gremiados o asociados; y por último, empresarios o empresas dedicados a una actividad o actividades muy distintas de la de los informes pero que, como servicio extraordinario, ofrecían informes comerciales.
La primera agencia de información comercial tiene su origen en Inglaterra y se crea a finales de la década de 1830, facilitaba -por medio de una publicación- concursos ya iniciados de negocios y asuntos judiciales. En el año 1841, un abogado de Nueva York llamado Lewis Tappan fundó Tappan’s Mercantile Agency (LTMA) (origen de la empresa Dun & Bradstreet actor protagonista del concepto de información comercial en España, que cuenta con delegaciones en los principales países del mundo. En España funciona, en la actualidad, con el nombre de INFORMA DB).
A finales de la década de 1860, y como referencia a los “Treuhandgesellschaftenen” alemanes, los “agent de liaison” franceses o los “reporter” norteamericanos, apareció la figura de los “reporteros” o “informadores comerciales” españoles. En España, por tanto, no es hasta el año 1869 cuando aparecen las dos primeras agencias creadas y especializadas en facilitar información comercial, incluso de aquellos negocios con sede fuera de España. Una de ellas se ubicaba en Madrid, y su nombre era: LA CONFIDENCIA MUTUA, dirigida por Desiderio Boleuau, una agencia que, en sus inicios, tenía como actividad el cobro de deudores morosos, una gestión que, como veremos en artículos posteriores, también tiene sus orígenes en los investigadores privados y agencias de informes. En el mismo año, se crea en Barcelona EL CENTRO INDUSTRIAL, fundada por Fulgencio Isaura.
La investigación que estoy realizando abarca un período de cincuenta años (1875-1925). Fruto de esta labor ha sido el feliz hallazgo -y la posterior recopilación y sistematización en un directorio- de más de 1.500 empresas especializadas en información comercial de negocios. El objetivo principal es el de recuperar un fragmentos desconocidos de la historia de los detectives privados en España; y más específicamente, arrojar luz sobre el la necesidad y la forma en la que se cubría esa necesidad de información comercial, allá por el siglo XIX, en los albores de nuestra profesión. Empresas como ASOCIACIÓN MERCANTIL ESPAÑOLA (A.M.E.S.A), LA VIGILANCIA Y SEGURIDAD MERCANTIL -con mi admirado Daniel Freixa al frente- o LA SALVADORA (que después, por curiosas razones, pasó a denominarse LA PRECAUCIÓN MERCANTIL), merecen ser (re)colocadas en su correspondiente estantería de nuestra historia.