Con el presente artículo se cierra, por ahora, la serie dedicada a los servicios con los que cuentan los detectives privados para la detección del fraude, donde -como hemos visto hasta ahora- supone un complemento, una herramienta y un aliado.
La situación
La crisis económica, que todos sufrimos desde hace unos años, ha facilitado la falta de control interno y esto ha provocado que se hayan incrementado los incentivos y ocasiones para cometer fraudes dentro de la propia empresa. En una de las últimas encuestas de la consultora PWC, el fraude interno en España se ha ido incrementando año tras año, alcanzando cotas superiores a la media de los países europeos. Dos consecuencias negativas se derivan de este tipo de fraude: la repercusión negativa en la imagen/reputación/marca de la empresa, así como en la desmotivación de los trabajadores y, como consecuencia, una posible caída de la productividad. Así como el aumento de los incentivos para que otros empleados cometan también fraudes (¿si no pasa nada, por qué yo no puedo hacer lo mismo?).
La víctima
Cualquier tipo de empresa, si bien el porcentaje mayor se da entre las empresas de un mayor volumen que una PYME.
El perfil del defraudador
Empleados. Que tienen la sensación moral de no estar satisfecho con la prestación económica mensual que le asigna su empresa, como consecuencia de ejercer una actividad dentro de ella.
El detective privado como herramienta antifraude
Hay diversos tipos de fraude interno, pero se pueden resumir en las siguientes clasificaciones:
Fraude de tipo cronológico. Cuando no coincide la fecha de la anotación del pago realizado con la fecha en la que realmente se realizó. Se trata de gastos de desplazamientos, dietas, comidas o billetes de avión/tren que no coinciden en la fecha en la que se realiza el pago.
Fraude documental. Del que ya hablamos en un artículo anterior.
Presentación del gasto fuera de plazo. Ocurre cuando el empleado presenta su nota de gastos en una fecha muy posterior a la pactada en las normas de la empresa.
Fraude de exceso de gasto. Se trata de un fraude cuando el empleado presenta notas de gastos superiores a un límite establecido por la empresa y a la lógica proporcional a la gestión que, por ejemplo, el comercial haya realizado.
Compra de artículos. Se trata de gastos que no representan una justificación acorde con la función del empleado o de sus tareas en la empresa (por ejemplo, un maletín, un cargador de móvil, etcétera).
Existen otros tipos de fraude interno como: la apropiación de activos, soborno y corrupción, manipulación contable, blanqueo de dinero, robo de información, fraude fiscal, abuso de mercado, etc.
De las cinco fases del fraude interno, -el concepto, lo que se entiende como fraude interno;, la motivación, que hace posible su existencia; las consecuencias, que produce dentro de las empresas (medibles y no medibles); la detección; y el control, el detective es aliado y complemento en la detección y control del mismo (dos últimas fases), si bien lo ideal es contratar sus servicios como vigilancia preventiva.