Soy Óscar Rosa, detective privado, igual que mis tres hermanos, como también lo es mi padre. Además de ser afortunado por ejercer una profesión que me apasiona, intento divulgarla a través de un programa radiofónico que disfruto y elaboro una vez al mes titulado: “Historias de detectives de verdad”, que contiene varias secciones y que tiene como eje principal la figura del detective privado.
Desde hace años, además, colecciono material relacionado con mi actividad, desde tarjetas de visita, cámaras fotográficas antiguas, libros, informes…, todo lo que esté relacionado con los orígenes de la investigación, me hace muy feliz. Cuando te proponen dar una charla en directo para hablar de lo que mejor sabes y, además, te permiten que puedas exponer parte de tu material, podéis imaginar que mi satisfacción, mi ilusión y mi alegría. Y así fue.
El 25 de agosto de 2022 se celebró en Biblioteca Pública Municipal Miguel de Cervantes de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) una charla sobre “Historias de detectives de verdad”. Lo hice junto a Ismael Córdoba, quien pone voz a la sección “Personajes de ficción” del programa. Por segunda vez, el podcast se volvía a hacer en directo, ya lo hizo una primera vez en Málaga -organizada por la Fundación Rafael Pérez Estrada- en las instalaciones del Museo del Patrimonio Municipal de Málaga, y resulta maravilloso que sea la cultura la que este apostando por divulgar nuestra profesión.
En la charla, además de los orígenes y motivos por los que nacen los primeros despachos de investigación privada (aquellos que en sus inicios se denominaban policías particulares), también se trataron las figuras de os primeros detectives privados con nombre propio. No podía faltar presentar a los tres jinetes del detectivismo manchego, me refiero a Ramón Fernández Luna, Eduardo Caballero y Eugenio Vélez Troya.
Ramón Fernández Luna, nacido en Almadén (Ciudad Real) fue comisario de la brigada criminal de Madrid, portada de periódicos y de numerosas noticias por estar detrás de las detenciones más importante de su tiempo. Una vez jubilado, y con la gran experiencia que tenía en el campo de la investigación, funda el Instituto Fernández Luna con sede en Madrid; se trata de una de las primeras agencias en las primeras décadas del siglo XX.
También mencionamos a Eduardo Caballero que, aunque de momento se desconoce su lugar de nacimiento, sí sabemos que desarrolló su actividad en Ciudad Real. Era todo un experto en disfrazarse para pasar desapercibido en sus indagaciones. Experto en artes marciales y con un físico muy similar al actor William Gillette, aquel que fue el primero en representar a Sherlock Holmes.
Pero si hablamos de cultura, era imprescindible nombrar al tercero de los jinetes manchegos, es el más reciente de los tres, ya que en el año en que nace, los dos anteriores investigadores estaban en sus últimos años de carrera. Nos referimos a Eugenio Vélez Troya, oriundo de Torre de Juan Abad, también de Ciudad Real. Se trata de uno de los máximos ejemplos del detectivismo en España, por el legado que nos dejó, nada menos que dos libros Los detectives o investigadores privados (1979) y Las otras huellas, Memorias de un detective privado (1996). Los dos libros fueron exhibidos en las vitrinas de la Biblioteca de Alcázar de San Juan que, a modo de exposición, mostraba los libros elementales en una biblioteca detectivesca. Nos referimos a los dos libros de Daniel Freixa, El mundo del crimen. Reseña típico-histórica de la criminalidad moderna (1888) y La policía moderna. Secretos de la criminalidad contemporánea (1893) y a Detectivismo Práctico de Enrique Cazaneve (1925).
Eugenio Vélez Troya también debe ser reivindicado por ser uno de los escasos detectives privados en el mundo con una calle con su nombre -en su ciudad natal, Torre de Juan Abad-. Así mismo, por ser un referente para varios investigadores que siguieron su camino. Hace unos meses se cumplieron 15 años de su fallecimiento, si bien su recuerdo y memoria ha quedado de modo imperecedero, su nombre se estudia en el material académico de los estudiantes del título de detective privado.
Gracias a la biblioteca de Alcázar de San Juan por ayudar a difundir y divulgar la figura del investigador privado, muy relacionado desde hace más de cien años con la cultura.